Soy Mª José, la autora de este blog que, por desgracia, estás leyendo. Y digo por desgracia porque ojalá yo no tuviera este blog hablando sobre gastritis ni tú tuvieras que leer sobre el tema.
Pero el destino nos ha unido y no nos queda otra, ¡qué le vamos a hacer!
Soy una mujer normal y corriente de Madrid, tengo 34 años y seguramente tengamos algo en común: tú y yo padecemos gastritis.
Pero también nos diferenciamos seguramente en una cosa: yo casi no la sufro y tú la sufres cada vez que comes algo.
¿Cómo he conseguido superarla y cuál es la historia tras esta lucha contra la gastritis que he mantenido durante años?
Sigue leyendo y te cuento cómo he conseguido sobrevivirla sin tener que tener molestias cada vez que comía o tener que gastarme cientos de euros en medicamentos inútiles.
Yo era feliz… hasta que llegó la gastritis
Hace unos 5 años yo comía de todo felizmente, ni tan siquiera engordaba y se puede decir que mi digestión era perfecta. También tengo que decir que fumaba y que alguna vez me pasaba con el vino (¡me encanta!), por lo que tampoco es que tuviera una rutina muy sana.
Con 29 años no me preocupaba mucho por estas cosas y ni sabía que era la gastritis, pero por desgracia iba a conocerla pronto. Durante ese fatídico año empezó a “arderme” el estómago después de muchas comidas. Y eso no era lo peor, ya que a medida que pasaban los meses iba teniendo más problemas de náuseas y me costaba hasta conciliar el sueño.
Fui al médico, me hicieron las pruebas pertinentes y me dieron la mala noticia: “Mº José, tienes gastritis”.
Yo no sabía ni qué era la gastritis, pero con lo que me mandó de medicamentos (antinflamatorios y antiácidos) empecé a ver que era algo serio. El médico me dijo que con esos medicamentos los dolores deberían empezar a remitir y que debía dejar de fumar sí o sí.
Con todo eso, según él, la gastritis sería algo temporal.
El médico me solucionó el problema… de momento
Conseguí dejar de fumar (con mucho esfuerzo) y los medicamentos me hacían efecto. La verdad es que las digestiones ya no eran un infierno y podía conciliar el sueño mucho mejor.
Eso sí, todo a costa de pagar por esos medicamentos y tener que estar tomándolos diariamente, con lo que eso supone para la salud a largo plazo. Yo estaba dispuesta a pagar el precio si podía librarme de la gastritis, así que no lo pensaba mucho.
A pesar de llevar un año con los medicamentos y ver que esto no iba a ser temporal, yo era feliz porque había recuperado mi vida más o menos y podía comer (casi) de todo.
El problema es que aproximadamente un año después del diagnóstico me dio lo que el médico llamó una “gastritis aguda”. No podía casi ni moverme de los dolores de estómago y sentía que ardía por dentro, llegando a vomitar incluso con sangre.
Me preocupé muchísimo, pero el médico lo único que hizo es mandarme más medicamentos. Estaba todo el día medio atontada con medicamentos y un día dije “basta ya”. Pensé que esta no podía ser la única solución y que tenía que probar una alternativa a vivir a base de pastillas.
La búsqueda de una solución alternativa
A pesar de que seguía con la medicación, empecé a buscar alternativas a las pastillas. Empecé apuntándome a yoga para relajarme y comiendo algo menos, aunque el hambre era lo que me “mataba” en ese momento.
No tuvo mucho efecto, al igual que muchas recetas caseras típicas que iba leyendo por Internet para aliviar los dolores. Yo seguía igual con mis pastillas y encima estaba todo el día haciendo experimentos raros.
Al final, no me acuerdo ni cómo (creo que fue buscando en Google), acabé encontrando una página de una tal Brenda Anderson en la que hablaba de cómo se había curado la gastritis llamada “Basta de Gastritis“.
La página me daba cero confianza y todo sonaba muy a Teletienda, para que nos vamos a engañar. Pero yo estaba muy desesperada y, al ver que vendía la guía por un precio que me podía permitir (37 dólares) y con una garantía de 60 días de devolución, decidí probarla.
Total, ya me gastaba mucho dinero en pastillas cada mes, ¿por qué no probar otra cosa?
Mejorando poco a poco
Me llegó la guía al correo con varios PDFs con la propia guía y unos bonus gratuitos sobre alimentos y reflujo. Era fin de semana y tampoco tenía mucho que hacer en ese momento, así que me senté a leerlo en mi Tablet.
La guía no hablaba nada de medicina, cirugía ni cosas artificiales. Lo que iba leyendo hablaba sobre alimentos que debía comer, alimentos que debía evitar, cuál era el origen del problema, qué tipo de remedios recomendaba Brenda y técnicas y ejercicios para reducir el dolor.
Tardé menos de una tarde en leérmelo todo y decidí ponerlo en práctica en las próximas semanas. Comencé por reducir la medicación que me habían mandado, ya que el propio libro lo recomendaba.
Tras hacerlo empecé a cambiar mi propio estilo de vida adaptándolo al que propone el libro: menos alcohol, adiós a comidas que ni me daba cuenta que me hacían daño, remedios naturales con tés y otras bebidas naturales, etc, etc.
Al principio la verdad es que sufrí bastante. El parar la medicación hizo que los dolores se acentuaran, por lo que hasta pensé en decirle “hasta luego” a todo y volver a lo de siempre.
No me preguntes por qué, pero no lo hice.
Seguí con esta rutina y, más allá de notar mejoría, lo que sí notaba es que me estaba cuidando. Tenía dolores, pero había empezado a perder algo de peso y me veía más animada con la alimentación y ejercicios que iba haciendo cada día.
Al final poco a poco una semana después fui notando algo de mejoría. Tras restringir algunas comidas y potenciar otras, las digestiones ya no eran tan pesadas y hasta podía dormir tranquilamente todos los días sin tener que levantarme con dolores.
Manteniendo la rutina… hasta hoy
Todo eso fue hace más de un año. Hoy en día sigo manteniendo esta rutina y puedo decir (¡no muy alto!) que la gastritis está fuera de mi vida.
No está 100% fuera de mi vida, porque aunque el libro prometa eliminarla creo que es complicado, pero solo tengo algunas digestiones pesadas de vez en cuando y sobre todo cuando como algo que no debería.
Malditos antojos, ¡si es que ser propensa a la gastritis y adorar la comida india y el vino no puede ser bueno! 🙂
Hoy en día, además de casi no tener esas digestiones odiosas, estoy más sana, más delgada y tengo un estilo de vida que no llevaba ni cuando no tenía gastritis. Y por supuesto no tomo medicinas salvo que algún día me dé un dolor muy agudo, que ya no recuerdo ni cuando me pasó por última vez.
¿Quién me iba a decir a mí que una tal Brenda Anderson con una guía comprada por Internet me iba a arreglar mi problema con la gastritis?
Cuando se lo cuento a mis amigos y conocidos se ríen de mí, porque la historia es bastante curiosa.
Esta podría ser tu historia, ¡si quieres!
Le debo mucho a Brenda, a la cual ya le he mandado bastantes correos con dudas y agradeciéndole todo lo que ha hecho por mí. De hecho, incluso le dije que iba a publicar esta historia hablando sobre ella y me dijo que estaba muy emocionada por ello.
Todo mi blog está basado en lo que aprendí con esta guía, con Brenda y con mi propia experiencia luchando contra esta enfermedad. Y esta historia solo es posible porque me leí Basta de Gastritis a pesar de no confiar mucho en la guía.
Si te gusta todo lo que publico en el blog y quieres protagonizar una historia como la mía, ¡te animo a que pruebes “Basta de Gastritis”, el método de Brenda Anderson!
A mí me cambio la vida y, si te la cambia a ti, me encantaría que me dejaras un comentario diciéndomelo.
Un abrazo y a luchar contra la gastritis 😉